“De nada sirve decir ‘Lo estamos haciendo lo mejor posible’. Tienes que hacer lo que sea necesario para tener éxito.” Sir Winston Churchill
Muchos celebran el reciente anuncio del Nuevo Día de que la transmisión global del concierto final de la residencia “No Me Quiero Ir de Aquí” realzará la visibilidad de Puerto Rico como destino turístico y “energía positiva”. Sin embargo, me parece indispensable mirar más allá de la imagen, más allá de los millones de dólares y más allá del espectáculo, para seguir preguntandonos ¿a qué precio moral vamos ganando esa celebración?
La economía se mueve, los boletos, el turismo, la proyección internacional y los efectos indirectos en hoteles, restaurantes y transporte representan beneficios reales. Pero una sociedad sana no se construye solo con cifras de crecimiento. La economía se mueve, los boletos, el turismo, la proyección internacional y los efectos indirectos en hoteles, restaurantes y transporte representan beneficios reales. Pero una sociedad sana no se construye solo con cifras de crecimiento. La verdadera grandeza de una nación no se mide en su PIB, sino en su capacidad de proteger y cultivar aquello que no tiene precio: el corazón, el carácter y los valores de su gente. Si perdemos eso, por más que aumenten las estadísticas, estaremos empobrecidos en lo que realmente importa. En este caso, lo que no tiene precio es el corazón, el carácter y los valores que formamos.
Sin datos definitivos que muestren un aumento de criminalidad vinculando directamente al evento, sería inmoral afirmar tal correlación. Hasta donde he encontrado, los homicidios acumulados hasta agosto 2025 muestran una reducción respecto al mismo periodo en 2024 (301 homicidios frente a 349) (Primera hora, 2025). Esto sugiere que la violencia letal no ha aumentado en ese corte, aunque no garantiza que todas las categorías criminales lo reflejen.
Aquí reside la responsabilidad: ser firmes en la verdad y sujetos a datos verificables, incluso cuando la crítica choque con la corriente. No declarar lo que no se puede probar, pero sí seguir señalando lo que la conciencia y la ética exigen.
Educación, principios, valor de la vida y respeto a la mujer: Lo que estos espectáculos no fomentan
- Educación con valores y formación del carácter
La escuela no solo debe enseñar contenidos académicos, sino valores que formen la conciencia moral. Estudios demuestran que la educación sexual integral que incluye principios de responsabilidad y abstinencia contribuye a disminuir desigualdades y a formar ciudadanos con mayor sentido de deber social (Lazuka & Elwert, 2023). - La importancia de virtudes como honestidad, disciplina, misericordia
Una cultura saludable descansa sobre virtudes clásicas. Sin honestidad ni disciplina, lo económico puede volverse corrupción; sin misericordia, indiferencia. Estos principios se enseñan en el hogar, en la iglesia y en la escuela, pero cuando los medios y espectáculos promueven libertad sin límites, lenguaje ofensivo, sexualización explícita o glorificación de lo sensual, lo que queda moldeando la mente joven dista mucho de esos valores. - El valor de la vida
Si celebramos la vida económica, pero ignoramos la violencia, el crimen o la desvalorización del ser humano, estamos en desequilibrio. La Escritura nos enseña que cada vida importa, que Dios formó al hombre y a la mujer a su imagen (Génesis 1:27). Cuando la cultura sexualiza la mujer, minimiza el quebranto de la justicia o banaliza la violencia, se erosiona ese valor dado por Dios. - Respeto a la mujer como dignidad inherente
La mujer no es un objeto de espectáculo ni un símbolo de moda. Carol Gilligan ha argumentado que la moralidad no es una cuestión de poder o dominio, sino de cuidado, de relaciones, de integridad interpersonal (Gilligan, 1982). Una cultura que normaliza letras que degradan a la mujer, coreografías que objetivan el cuerpo o expresiones que faltan al respeto está enviando un mensaje contrario al respeto que toda persona merece.
Principios bíblicos y responsabilidad espiritual
- Proverbios 4:23 dice: “Sobre todas las cosas guardadas, guarda tu corazón; porque de él mana la vida.”
- Marcos 8:36 pregunta: “¿De qué le sirve al hombre ganar el mundo entero, si pierde su alma?”
- Ezequiel 33:7 recuerda: “Te he puesto por atalaya… y los amonestarás de mi parte.”
- 1 Pedro 1:16 manda: “Sed santos, porque yo soy santo.”
Estos pasajes no son para condenar, sino para llamar a la reflexión, para que nuestra cultura y nuestras celebraciones coincidan con el llamado cristiano.
Honestidad intelectual: lo que podemos decir y lo que no
No podemos afirmar con datos completos que el evento haya causado un aumento de crímenes específicos, robos o violaciones, pues esos datos aún no están disponibles públicamente para los meses exactos comparados.
Lo que sí podemos decir es que amplificar el espectáculo sin cuestionar su contenido, sin considerar la influencia sobre los jóvenes y sin insistir en que se incluyan virtudes en la educación, representa un riesgo moral real.
Llamado a la acción
- Que padres y madres enseñen valores en casa: respeto, honestidad, disciplina, amabilidad.
- Que las escuelas refuercen sus programas de formación integral, con ética, civismo, responsabilidad social.
- Que la iglesia recupere su voz profética, señalando lo que edifica y lo que destruye, sin relativismo moral.
- Que los medios y organizadores de espectáculos consideren, no solo su impacto económico, sino qué modelo cultural promueven.
Soy consciente de que este tipo de llamado a la reflexión puede ser visto por algunos como un intento de censura, o incluso interpretado como que abogo por intervención estatal, control de la FCC o imposición de valores desde la iglesia. No es así. Mi llamado no es a controlar el contenido ni a restringir libertades, sino a invitar a cada ciudadano, cada padre y madre, cada líder y educador a examinar lo que estamos celebrando y el efecto que eso tiene en nuestra sociedad.
En las últimas semanas hemos visto cómo, incluso entre las filas más liberales que suelen defender la “libertad de expresión”, hubo consecuencias para personas que se alegraron públicamente o se mofaron del asesinato de Charlie Kirk. Muchos de ellos perdieron sus empleos en empresas privadas. Eso demuestra que incluso la libertad de expresión tiene límites cuando se cruza la línea de la decencia y el respeto por la vida humana.
Por eso estoy convencido de que, aunque algunos cuestionen este escrito o lo vean como un ataque a la cultura popular, es necesario correr el riesgo. Prefiero que se me malinterprete antes que quedarme en silencio. La verdad no se impone por la fuerza, pero sí necesita voces que la proclamen con claridad y valor. Como dijo Jesús: “Conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres” (Juan 8:32). Aunque algunos quieran controlarla, manipularla o reducirla a su versión preferida, la verdad de Dios siempre termina saliendo a la luz.
Referencias:
- Gilligan, C. (1982). In a Different Voice: Psychological Theory and Women’s Development. Harvard University Press.
- Lazuka, V., & Elwert, A. (2023). Life‑Cycle Effects of Comprehensive Sex Education. arXiv. https://arxiv.org/abs/2310.11151
- Primerahora. (2025, septiembre). Agosto cierra con dos asesinatos más que en 2024. Primera Hora.
- Biblia Reina Valera Contemporánea. Proverbios 4:23; Marcos 8:36; Ezequiel 33:7; 1 Pedro 1:16.