La iglesia de Jesucristo tiene una responsabilidad clara: ser luz del mundo y sal de la tierra (Mateo 5:13-16). Esto no cambia según la época o el contexto político. Pero en una sociedad cada vez más polarizada y desorientada, surge una tensión real: ¿Cómo puede la Iglesia involucrarse en la política sin comprometer su testimonio? La respuesta no es aislarse ni fusionarse con los poderes del mundo, sino actuar con discernimiento, integridad y fidelidad a Cristo.
Involucramiento con propósito, no con ambición
El propósito de participar en la política no debe ser el poder por el poder, ni el dominio ideológico, sino influir para el bien común y defender valores bíblicos como la justicia, la verdad y la compasión. Proverbios 29:2 dice: “Cuando los justos gobiernan, el pueblo se alegra; cuando los impíos dominan, el pueblo gime.” La presencia de personas íntegras, temerosas de Dios, en la política puede marcar una diferencia real. Pero esto debe hacerse sin perder de vista la prioridad: reflejar a Cristo.
Ejemplos bíblicos de influencia con buen testimonio
Daniel es uno de los mejores ejemplos. Sirvió en gobiernos paganos bajo varios reyes, incluyendo Nabucodonosor y Darío, y nunca comprometió su fidelidad a Dios. Mantuvo una reputación intachable. Daniel 6:4 dice: “Entonces los gobernadores y sátrapas buscaban ocasión para acusar a Daniel en lo relacionado con el reino; pero no podían hallar ocasión alguna ni falta, porque él era fiel.” Esto es clave: su influencia vino acompañada de un carácter firme. No usó su posición para enriquecerse ni para pelear batallas ideológicas. Simplemente fue fiel a Dios y útil al gobierno.
Otro ejemplo es José. Desde la cárcel llegó a ser segundo después de Faraón en Egipto, y salvó a muchas naciones del hambre. Su integridad fue evidente ante todos. Génesis 41:38-39 dice: “¿Acaso hallaremos a otro hombre como este, en quien esté el espíritu de Dios?… No hay nadie tan prudente y sabio como tú.” José no predicó con palabras, pero su vida habló más fuerte.
Gobernantes que supieron guardar su reputación
En tiempos más recientes, se pueden mencionar figuras como Abraham Lincoln, quien, aunque no fue perfecto, es recordado por su integridad y visión moral, especialmente en temas como la esclavitud. En el mundo hispano, figuras como Justo Rufino Barrios en Guatemala impulsaron reformas con una visión de orden y progreso, aunque también con contradicciones. La clave no es idealizar, sino aprender: cuando un líder guarda su carácter, gana autoridad moral.
Dentro del mundo cristiano, también hay líderes que han sabido mantener su testimonio mientras opinan sobre asuntos públicos. Billy Graham, por ejemplo, fue consejero de presidentes en EE.UU., pero siempre mantuvo su distancia de los partidos y cuidó su imagen como siervo de Cristo. Esa línea es difícil, pero necesaria.
El peligro de perder el enfoque
Cuando la Iglesia se alinea ciegamente con un partido o político, arriesga su credibilidad. La gente deja de verla como la voz de Dios y la percibe como una extensión de un movimiento humano. Pablo le escribió a Timoteo: “Ninguno que milita se enreda en los negocios de la vida, a fin de agradar a aquel que lo tomó por soldado” (2 Timoteo 2:4). Aunque esto no prohíbe participar, sí advierte contra el enredo que distrae y contamina.
¿Entonces, cómo actuar?
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Orar por los gobernantes, como dice 1 Timoteo 2:1-2.
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Formar ciudadanos bíblicamente informados, que voten con conciencia cristiana.
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Levantar líderes íntegros, que si Dios los llama a lo público, representen a Cristo con dignidad.
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Denunciar la injusticia, sin parcialidad, como hizo Juan el Bautista (Lucas 3:19).
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No callar la verdad, pero hablar con gracia, como Jesús con la mujer samaritana: firme pero compasivo (Juan 4).
La Iglesia sí debe tener voz en la vida pública. Pero su mayor fuerza no está en gritar más fuerte, sino en vivir más limpio. El testimonio no es un adorno: es la base de nuestra autoridad espiritual. Participar sin perder el enfoque en Cristo es posible, pero requiere carácter, sabiduría y humildad. Como dijo Jesús: “Mi reino no es de este mundo” (Juan 18:36). Pero mientras estamos en este mundo, no dejemos de ser luz.

Daniel Marte, PhD
Daniel Marte es un reconocido académico y profesional con una destacada trayectoria en Ciencias Políticas y Relaciones Internacionales. Obtuvo su doctorado (Ph.D.) en la prestigiosa Universidad de Georgetown en Washington, D.C., y cuenta con dos maestrías: una en Administración Pública (M.P.A.) y otra en Administración de Empresas (M.B.A.) de la misma institución. Además, posee una Maestría en Sistemas de Información (M.I.S.) y un Bachillerato en Administración (B.B.A.) de la Universidad de Maryland, College Park.
A lo largo de su carrera, Daniel ha enriquecido su formación académica con certificados ministeriales de instituciones reconocidas, como las Asambleas de Dios, Berean School of the Bible y Global University. Actualmente, se desempeña como profesor en línea en la McCourt School of Public Policy de Georgetown University y el Departamento de Política de NYU-Wilf Family, donde imparte cursos especializados en Ciencias Políticas, Política Internacional y Política en el Medio Oriente.
La pasión de Daniel por la enseñanza se complementa con su dedicación a la investigación y la escritura. Es autor de un libro basado en su tesis doctoral, utilizado como texto de referencia en destacadas universidades de los Estados Unidos, como la National Defense University, National War College, Army War College, American University y la Ford School of Public Policy de la Universidad de Michigan, Ann Arbor.
Con más de 35 años de experiencia combinada en las fuerzas armadas y el Departamento de Estado de los Estados Unidos, Daniel ha trabajado en seguridad nacional e inteligencia, además de servir como asesor para los comités de inteligencia y defensa del Congreso de los Estados Unidos, abarcando tanto la Cámara de Representantes como el Senado.
Elizabeth Marte
Elizabeth, esposa de Daniel, es una destacada profesional de la salud con una sólida carrera en enfermería. Obtuvo su Bachillerato en Ciencias de la Enfermería (BSN) en la Universidad Interamericana de Puerto Rico y ha acumulado una vasta experiencia como enfermera registrada (RN) en hospitales y centros de diálisis. Actualmente, se encuentra en el proceso de comenzar sus estudios doctorales en Psicología Clínica (PsyD.) en la Universidad Albizu.
Compromiso con la comunidad y la fe
Daniel y Elizabeth son miembros activos de la Iglesia Movimiento Avivamiento Mundial (M.A.M.) en el Barrio Guerrero de Isabela, Puerto Rico, donde colaboran bajo la guía del Pastor Gabito Rodríguez. Su participación en esta comunidad de fe refleja su dedicación a integrar la espiritualidad y el servicio en todas las facetas de sus vidas, fortaleciendo tanto su compromiso académico como su ministerio.