“Si estos avances no se pueden celebrar, entonces el problema no es el gobierno. El problema es el corazón.” – Dr. Daniel Marte
Avances que honran la vida y la fe, ignorados por quienes dicen defenderlas
La legislatura de Puerto Rico aprobó un conjunto de medidas que constituye uno de los avances más significativos en años recientes a favor de la vida humana, la libertad religiosa y el reconocimiento del ministerio pastoral. Son proyectos que muchos han pedido durante décadas. Son proyectos que algunos juraban que nunca llegarían. Son proyectos que hoy cuentan con el apoyo de la gobernadora y que esperan solamente su firma.
Sin embargo, lo más revelador no es lo que se aprobó.
Lo más revelador es quién decidió callar.
Hay sectores que llevan años diciéndose conservadores, defensores de la vida y de la fe, guardianes de la moral y centinelas de la verdad. Sin embargo, cuando finalmente se aprueban medidas que representan exactamente lo que han reclamado, la respuesta de este sector es un silencio convenientemente calculado. No aplauden. No informan. No celebran. No reconocen.
Porque si lo reconocen, pierden el guion que tanto les gusta repetir.
Las medidas que no pueden negar
Los hechos son claros y no necesitan maquillaje.
P del S 3
La Ley Keishla Madlane fortalece el Código Penal para que asesinar a una mujer embarazada y provocar la muerte del feto constituya asesinato en primer grado. Es una defensa contundente de la vida en gestación.
P del S 503
Crea medidas penales para impedir que nadie interrumpa o impida actividades religiosas en templos o en espacios públicos destinados a la expresión de fe.
P del S 504
Establece explícitamente que el ser humano en gestación es persona natural para todos los efectos que le sean favorables, desde la concepción hasta el nacimiento.
P del S 519
Declara el mes de octubre como el Mes de la Apreciación a la Pastoral y al Clérigo, reconociendo la importancia espiritual y social de quienes sostienen a Puerto Rico desde los altares.
Son proyectos redactados con rigor jurídico, impulsados por legisladores que han dado la cara por estos temas durante años y apoyados por personas de fe que han puesto su tiempo, intelecto y compromiso, como el padre Carlos Pérez Toro, el pastor Walter Santiago y el pastor Ricky
Rosado, entre muchos otros. No son improvisaciones ni gestos simbólicos. Son avances reales.
El problema no es el contenido. El problema es quién lo logró.
Aquí es donde entra la parte dura, pero necesaria de decir.
A ciertos grupos jamás les ha interesado la causa.
Les ha interesado el protagonismo.
Cuando un gobierno actúa a favor de la vida y de la fe, pero no es el que ellos quieren, lo minimizan automáticamente. Si no pueden reclamar la autoría, prefieren negar el avance. Si no fueron ellos quienes aparecieron en la foto, entonces no vale la pena.
Esto no es conservadurismo.
Esto es mezquindad disfrazada de pureza moral.
Y peor aún, es un ejemplo doloroso de cómo algunos sectores cristianos han confundido la defensa de la fe con la defensa de su propio ego.
El silencio como testigo
Es fácil indignarse cuando nada se hace.
Es más difícil reconocer cuando algo se logra.
Pero el silencio ante la verdad también es un testimonio.
Y hoy el silencio de estos sectores revela más que cualquier comunicado.
Revela que no les molesta que el país avance.
Les molesta que no sean ellos quienes se lleven el crédito.
Ese no es el espíritu del evangelio.
Ese no es el carácter del Reino.
Ese no es el llamado pastoral.
Desde una mirada pastoral
Como país, necesitamos aprender a celebrar el bien sin importar quién lo produzca. La defensa de la vida no es propiedad privada de ningún partido ni de ningún grupo. La libertad religiosa no es un monopolio. La dignidad del nasciturus no se supedita a preferencias políticas. La aportación pastoral no se valida con aplausos particulares.
Cuando algo se hace bien, se dice.
Cuando algo protege la vida, se celebra.
Cuando algo afirma la fe, se reconoce.
Todo lo contrario es caer en la tentación del fariseísmo político, donde la pureza personal se convierte en ídolo y el bien común queda relegado a segundo plano.
Un llamado serio a la madurez
Puerto Rico no puede seguir preso de quienes solo aplauden lo que hacen y desprecian lo que otros logran. Esa visión es inmadura, tóxica y profundamente alejada de la verdad que decimos defender.
Hoy se aprobaron medidas históricas.
Medidas que honran a Dios al proteger la vida.
Medidas que honran la fe al defender la libertad religiosa.
Medidas que honran a la iglesia al reconocer su pastoral.
Si eso no se puede celebrar, entonces el problema no es el gobierno.
El problema es el corazón.
Paz,
Daniel

