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La Iglesia Evangélica en Puerto Rico Frente al Aborto y la Juventud

Posted on by Daniel Marte, PhD.

La Dinámica de la Fe y la Intervención Social: Análisis de la Postura, Acción y Estrategias Pro-Vida de la Iglesia Evangélica en Puerto Rico frente al Aborto y la Juventud

I. Introducción y marco de referencia socio-religioso

El debate sobre el aborto inducido en Puerto Rico se desarrolla dentro de un entramado legal, social y religioso complejo. La Iglesia Evangélica, como actor relevante en el tejido moral de la sociedad, mantiene una postura definida en defensa de la vida desde la concepción. Sin embargo, evaluar su verdadero impacto exige trascender la declaración doctrinal y examinar la coherencia entre su discurso, su praxis pastoral y su capacidad de incidencia social, particularmente entre la juventud, la población más vulnerable ante embarazos no planificados.

Contextualización del debate del aborto en el entorno socio-político de Puerto Rico

El marco legal puertorriqueño en materia de aborto se mantiene permisivo. Aunque la decisión del Tribunal Supremo de Estados Unidos en Dobbs v. Jackson de 2022 revocó Roe v. Wade, el Tribunal Supremo de Puerto Rico continúa interpretando la Constitución local de forma expansiva en cuanto al derecho a la intimidad (UPR Law Review, 2023). En consecuencia, el aborto es legal antes del punto de viabilidad fetal, y posteriormente cuando la vida o la salud de la mujer está en riesgo (Pueblo v. Najul Báez, 1981). Solo médicos autorizados pueden practicarlo, generalmente durante los dos primeros trimestres (Asistencia Legal Puerto Rico, s. f.).

En 2024 se aprobaron nuevas medidas que exigen consentimiento parental o del custodio legal para abortos en menores de 15 años, además de enmiendas reglamentarias del Departamento de Salud que refuerzan notificación y referidos interagenciales en casos de menores, en consonancia con la Ley 57-2023 (Microjuris.com Puerto Rico, 2024; Taller Salud, s. f.). Estas disposiciones aumentan el escrutinio estatal y abren un nuevo frente para la acción pastoral y social de las iglesias.

En este escenario, la Iglesia Evangélica enfrenta un doble desafío. Debe sostener su posición ética sin caer en una militancia política estéril, y debe traducir su moral en acompañamiento efectivo a las jóvenes en crisis. La efectividad de su testimonio no se mide solo en leyes influenciadas, sino en vidas transformadas y apoyadas.

II. Fundamentos teológicos y la crisis de la coherencia evangélica

La postura evangélica sobre el aborto descansa en la doctrina de la santidad de la vida, que afirma el valor intrínseco de toda persona desde la concepción. No obstante, la unidad teológica no siempre se traduce en profundidad doctrinal. Como señala Velázquez (2024), existe diversidad de posiciones y falta de unidad teológica, lo que provoca inconsistencias entre el mensaje predicado y la práctica pastoral.

Con frecuencia el debate se limita a la condena moral, sin un marco bíblico-ético robusto que dialogue con contextos de pobreza, trauma o abandono que atraviesan la experiencia juvenil. La superficialidad teológica convierte la predicación en consigna y debilita su fuerza persuasiva. El dato histórico también exige humildad hermenéutica. Incluso dentro del cristianismo existieron variaciones sobre el estatus moral del aborto según etapas del desarrollo fetal hasta el siglo XIX, como muestra la literatura católica examinada por Torres-Degro (2020). Sin reflexión contextualizada, la Iglesia Evangélica corre el riesgo de reproducir rigideces dogmáticas desconectadas de la realidad juvenil.

III. Posicionamiento político y la incidencia legislativa

La Iglesia Evangélica en Puerto Rico ha consolidado un lobby político de influencia considerable. Su activismo ha sido visible en debates legislativos, como propuestas para limitar el aborto a partir de las 22 semanas, con excepciones restringidas (Amnistía Internacional, 2022). Sin embargo, la alta visibilidad política no siempre se traduce en resultados pastorales equivalentes.

El énfasis sostenido en la llamada batalla cultural puede reforzar una imagen de poder político, pero desplaza la misión esencial de la iglesia, que es servir, restaurar y acompañar. La sobreinversión en el ámbito legislativo puede desviar energías del acompañamiento social y profundizar la percepción de una iglesia más preocupada por ganar debates que por sanar heridas.

IV. Estrategias de intervención juvenil y prevención upstream

En el campo preventivo, los esfuerzos evangélicos suelen centrarse en la abstinencia y el fortalecimiento de valores, particularmente en edades tempranas, con apoyo de materiales del Departamento de Salud y de la formación teológica ofrecida por el Seminario Evangélico de Puerto Rico, que incluye cursos como La Educación Sexual en la Niñez y Adolescencia (SEPR, 2020).

Aunque estos programas representan un paso proactivo, su alcance resulta limitado cuando no integran un enfoque amplio de salud y riesgo psicosocial. La prevención efectiva requiere reconocer la complejidad de la experiencia adolescente, la violencia en el noviazgo, el abuso sexual y la necesidad de redes de apoyo. La juventud necesita acompañamiento, espacios de diálogo y modelos de resiliencia, además de exhortaciones morales.

V. La acción social coherente: programas y limitaciones

Los Centros de Embarazo en Crisis constituyen el brazo social más reconocido del movimiento pro-vida evangélico. Instituciones como Hope Women’s Clinic en San Juan ofrecen, de forma gratuita, pruebas de embarazo, ultrasonidos, orientación sobre opciones y consejería post-aborto. Estas iniciativas muestran sensibilidad pastoral y reducen barreras de acceso para población joven.

La debilidad principal no radica en la atención inicial, sino en la falta de programas robustos de apoyo material y logístico sostenido. Acompañar la decisión de continuar el embarazo exige vivienda segura, subsidios o alternativas de cuidado infantil, inserción laboral y mentoría prolongada. Sin estas estructuras, el modelo tiende a ser reactivo y centrado en la crisis, mientras la joven vuelve a enfrentar los mismos factores socioeconómicos que originaron el dilema.

La coherencia moral de la Iglesia depende de su capacidad para convertir convicciones en compasión estructurada. Sin recursos y procesos, el discurso pro-vida corre el riesgo de quedarse en retórica.

VI. Síntesis, brechas identificadas y recomendaciones estratégicas

Síntesis.
La Iglesia Evangélica en Puerto Rico proyecta fuerza política y fragilidad pastoral. Su compromiso teórico con la vida no siempre se refleja en estructuras que la sostengan. El déficit teológico, la falta de capacidad social y la insuficiencia material afectan su credibilidad y eficacia.

Brechas estructurales.

  1. Brecha teológica. Falta de pensamiento sistemático y publicaciones contextualizadas.

  2. Brecha de capacidad social. Escasa formación pastoral en consejería y trabajo comunitario.

  3. Brecha material. Carencia de programas sostenidos de apoyo económico y logístico para madres jóvenes.

Recomendaciones.

  1. Profesionalizar el liderazgo pastoral y laico en consejería en crisis, trabajo social y gestión comunitaria, mediante certificaciones y formación continua vinculada a instituciones teológicas y académicas locales.

  2. Implementar programas de Apoyo Continuo por congregación, con acompañamiento mínimo de dos años que incluya mentoría, bancos de recursos, ayuda financiera escalonada y subsidios o redes de cuido infantil.

  3. Ampliar los currículos preventivos para integrar módulos sobre toma de decisiones, salud mental, violencia en el noviazgo, abuso sexual y salud reproductiva integral, dentro de un marco de valores cristianos y reducción de daños.

VII. Conclusión ampliada: hacia una ética de la vida integral

El futuro de la Iglesia Evangélica en Puerto Rico dependerá menos de su capacidad para movilizar multitudes y más de su habilidad para acompañar personas. Defender la vida no puede limitarse al útero. Debe extenderse a la cuna, al hogar y a la sociedad. Una ética de la vida cristiana requiere que la proclamación se traduzca en estructura, que la convicción se convierta en compasión y que la fe se exprese en obras tangibles.

La juventud observa iglesias que denuncian el aborto, pero que con frecuencia guardan silencio frente al abandono, la violencia, el desempleo y la pobreza que empujan a muchas a decisiones desesperadas. Mientras esa brecha persista, el mensaje quedará incompleto. La oportunidad histórica está en redefinir pro-vida desde la totalidad del Evangelio. No solo como defensa de la concepción, sino como compromiso con la justicia social, la equidad económica y la dignidad humana. Una iglesia que acompaña con misericordia, actúa con coherencia y sostiene con recursos puede afirmar con integridad que defiende la vida en toda su extensión, desde la concepción hasta la plenitud del propósito de Dios en cada persona.

Referencias

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