“El futuro no será de los más inocentes, sino de los más preparados que no abandonen su propósito.” Prof. Daniel Marte, PhD.
La formación política y estratégica, lejos de ser un lujo, es una necesidad urgente para quienes desean impactar positivamente en medio de sociedades cada vez más fragmentadas y expuestas a crisis profundas. Desde una perspectiva cristiana y conservadora, esta formación debe integrar el entendimiento de la naturaleza humana, el terreno político realista, y los principios morales que no podemos abandonar aunque el campo de batalla sea hostil.
Utilizar textos como La Biblia, El Arte de la Guerra y El Príncipe no significa ponerlos en igualdad espiritual, sino reconocer que el creyente opera en un mundo caído, donde la astucia, la prudencia y la estrategia son tan necesarias como la fe, la esperanza y el amor. Confundir la Iglesia con el Estado, o esperar que el Estado opere como la Iglesia, es un error que ha debilitado a muchos cristianos que incursionan en la política sin preparación.
Puerto Rico en 2025 es un laboratorio vivo de estas verdades. La fractura política, la crisis de credibilidad institucional, el desplazamiento de valores, y el uso cínico del discurso religioso en la política partidista reflejan claramente la necesidad de líderes que entiendan la diferencia entre principios y estrategias, entre objetivos espirituales y maniobras políticas legítimas.
Este análisis busca mostrar cómo las enseñanzas de estrategia y realismo que hemos trabajado estos días son esenciales para entender y actuar responsablemente en el Puerto Rico de hoy.
I. El terreno político: Una lucha de percepciones y estrategias
En política, la percepción es muchas veces más decisiva que la realidad. Sin una estrategia de comunicación efectiva, la verdad interna de un movimiento no basta para sostener su influencia. Puerto Rico en 2025 demuestra cómo los partidos han sido moldeados o destruidos por su control o pérdida de control sobre la narrativa pública.
II. No prepararse en tiempos de bonanza es suicida
La falta de previsión ha desarticulado liderazgos políticos en la isla. Como José en Egipto, los líderes deben preparar en tiempos de paz para sobrevivir en la crisis. Muchos fracasaron por no construir estructuras sólidas mientras gozaban del favor popular.
III. El precio de ser virtuoso sin ser estratégico
La bondad personal no basta en política. Los cristianos que entran al terreno político deben ser inocentes en intención, pero astutos en acción, entendiendo que la falta de estrategia entrega la victoria a los cínicos y pragmáticos.
IV. Autoridad real: entre el amor y el respeto firme
El respeto se sostiene más efectivamente con firmeza que con la búsqueda desesperada de aprobación. Puerto Rico evidencia el fracaso de liderazgos débiles que fueron amados, pero no respetados ni obedecidos.
V. El liderazgo transformador frente al liderazgo débil
La calidad del liderazgo determina el destino del grupo. Sin líderes audaces y estratégicos, aun el mejor talento se pierde en la desorganización. El Puerto Rico actual refleja esta verdad dolorosamente en los movimientos conservadores fragmentados.
VI. ¿Qué hacemos como cristianos en este campo de batalla?
- No idealizar la política.
2. Actuar con estrategia sin perder la integridad.
3. No esperar escenarios perfectos.
4. Prepararse para la traición.
5. Mantener el fin superior en la mira: transformar y preservar.
Resuminedo, Puerto Rico en 2025 es un campo de batalla espiritual, cultural y político. Quienes quieran ser protagonistas de cambio no pueden operar solo con buenas intenciones; necesitan visión, astucia, formación estratégica y una fe inquebrantable.
El estudio de la Biblia, de Sun Tzu y de Maquiavelo no es una traición a la fe: es una expresión madura de ella, que reconoce que Dios nos llama a ser santos, pero también sabios en un mundo que no se rige por la santidad.
El futuro no será de los más inocentes, sino de los más preparados que no abandonen su propósito.